Del orden estatal únicamente emergen criaturas tortuosas o torturadas, contrahechas a imagen
y semejanza de su regulador.
viernes, 8 de mayo de 2009
viernes, 13 de marzo de 2009
16 consejos borgianos para escribir*
En literatura es preciso evitar:
1. Las interpretaciones demasiado inconformistas de obras o de personajes famosos. Por ejemplo, describir la misoginia de Don Juan, etc.
2. Las parejas de personajes groseramente disímiles o contradictorios, como por ejemplo Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson.
3. La costumbre de caracterizar a los personajes por sus manías, como hace, por ejemplo, Dickens.
4. En el desarrollo de la trama, el recurso a juegos extravagantes con el tiempo o con el espacio, como hacen Faulkner, Borges y Bioy Casares.
5. En las poesías, situaciones o personajes con los que pueda identificarse el lector.
6. Los personajes susceptibles de convertirse en mitos.
7. Las frases, las escenas intencionadamente ligadas a determinado lugar o a determinada época; o sea, el ambiente local.
8. La enumeración caótica.
9. Las metáforas en general, y en particular las metáforas visuales. Más concretamente aún, las metáforas agrícolas, navales o bancarias. Ejemplo absolutamente desaconsejable: Proust.
10. El antropomorfismo.
11. La confección de novelas cuya trama argumental recuerde la de otro libro. Por ejemplo, el Ulysses de Joyce y la Odisea de Homero.
12. Escribir libros que parezcan menús, álbumes, itinerarios o conciertos.
13. Todo aquello que pueda ser ilustrado. Todo lo que pueda sugerir la idea de ser convertido en una película.
14. En los ensayos críticos, toda referencia histórica o biográfica. Evitar siempre las alusiones a la personalidad o a la vida privada de los autores estudiados. Sobre todo, evitar el psicoanálisis.
15. Las escenas domésticas en las novelas policíacas; las escenas dramáticas en los diálogos filosóficos. Y, en fin:
16. Evitar la vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.
FIN
* Adolfo Bioy Casares, en un numero especial de la revista francesa L’Herne, cuenta que, hace treinta años, Borges, él mismo y Silvina Ocampo proyectaron escribir a seis manos un relato ambientando en Francia y cuyo protagonista hubiera sido un joven escritor de provincias. El relato nunca fue escrito, pero de aquel esbozo ha quedado algo que pertenece al propio Borges: una irónica lista de dieciséis consejos acerca de lo que un escritor no debe poner nunca en sus libros.
1. Las interpretaciones demasiado inconformistas de obras o de personajes famosos. Por ejemplo, describir la misoginia de Don Juan, etc.
2. Las parejas de personajes groseramente disímiles o contradictorios, como por ejemplo Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson.
3. La costumbre de caracterizar a los personajes por sus manías, como hace, por ejemplo, Dickens.
4. En el desarrollo de la trama, el recurso a juegos extravagantes con el tiempo o con el espacio, como hacen Faulkner, Borges y Bioy Casares.
5. En las poesías, situaciones o personajes con los que pueda identificarse el lector.
6. Los personajes susceptibles de convertirse en mitos.
7. Las frases, las escenas intencionadamente ligadas a determinado lugar o a determinada época; o sea, el ambiente local.
8. La enumeración caótica.
9. Las metáforas en general, y en particular las metáforas visuales. Más concretamente aún, las metáforas agrícolas, navales o bancarias. Ejemplo absolutamente desaconsejable: Proust.
10. El antropomorfismo.
11. La confección de novelas cuya trama argumental recuerde la de otro libro. Por ejemplo, el Ulysses de Joyce y la Odisea de Homero.
12. Escribir libros que parezcan menús, álbumes, itinerarios o conciertos.
13. Todo aquello que pueda ser ilustrado. Todo lo que pueda sugerir la idea de ser convertido en una película.
14. En los ensayos críticos, toda referencia histórica o biográfica. Evitar siempre las alusiones a la personalidad o a la vida privada de los autores estudiados. Sobre todo, evitar el psicoanálisis.
15. Las escenas domésticas en las novelas policíacas; las escenas dramáticas en los diálogos filosóficos. Y, en fin:
16. Evitar la vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.
FIN
* Adolfo Bioy Casares, en un numero especial de la revista francesa L’Herne, cuenta que, hace treinta años, Borges, él mismo y Silvina Ocampo proyectaron escribir a seis manos un relato ambientando en Francia y cuyo protagonista hubiera sido un joven escritor de provincias. El relato nunca fue escrito, pero de aquel esbozo ha quedado algo que pertenece al propio Borges: una irónica lista de dieciséis consejos acerca de lo que un escritor no debe poner nunca en sus libros.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Alivio de Borges
"Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
El que acaricia un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
El que acaricia un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo."
Piramidalmente opuesto
Dice el lugar común que los pueblos se merecen a sus gobernantes; yo añadaría que también a sus estafadores. Así, mientras la rueda de la fortuna de Wall Street se cayó encima de las principales economías del mundo, a Colombia le cayó el patético, miserable e igualmente codicioso esquema de las pirámides.
Para los lectores que viven fuera de este país hay que explicarles que las pirámides son una vieja y recurrente forma de defraudación de codiciosos, sean o no empujados por la necesidad o la miseria.
La crisis económica del país se ve causada por dos grandes fenómenos: efectivamente, el efecto dominó de Wall Street hace que el primer mundo consuma menos, razón por la cual se vea obligado a despedir personal -entre quienes se encuentra el 10% de la población colombiana desplazada por la miseria económica, política y social del país. Así pues, al ser despedidos cesan el envío de remesas a sus familiares que hoy por hoy son la principal fuente de divisas del país. Al haber menos divisas, pues, se contrae el consumo interno, las empresas deben recortar producción y nómina y, finalmente, la economía entra en recesión.
El segundo fenómeno es el provocado por la ineptitud y complacencia del Gobierno frente al bollo de las pirámides. Desde hace tres años vengo escuchando por la radio y leyendo en la prensa los comerciales de unas de ellas y las denuncias de algunos medios al respecto.
Ante el problema hay cuatro consideraciones pertinentes: primera, no hay quien se haya metido en las pirámides por inocente; por el contrario, el afán de ganar dinero fácil impulsó a millones a meter sus ahorros y, peor, a arriesgar el patrimonio familiar. A eso se le llama codicia y, aún por necesidad o miseria, en la Edad Media era calificada como pecado capital imperdonable aún por la justicia divina y punible en lo más profundo de los infiernos.
Segunda, ni el más inocente de los mortales se come el cuento de que una inversión lícita deja en el corto plazo esos porcentajes de utilidad; y estando en Colombia, es sabido de marras el respaldo de los narcodólares en este tipo de negocios. En consecuencia, no es posible que ahora esos seudoincautos codiciosos oportunistas vengan a dárselas de víctimas, a quejarse de que lo perdieron todo y que si por favor una ayudita... que coman de eso que tanto les alimentaba hace solo unas semanas, ¡codiciosos!
Tercera, sospechosamente el Gobierno nacional permitió el crecimiento de esta defraudación al punto de que se le está cayendo encima a la reelección, cuando para el más elemental de los seres humanos la captación ilegal de dinero público es un delito.
Cuarta, si bien el Gobierno debe apresar a los especuladores y obligarles a devolver los dineros, no puede ser posible que el Gobierno destine recursos del Estado -como agentes liquidadores, empleados de taquilla receptores, etc- para rescatar a los que por codicia lo perdieron todo.
De manera que, por si faltara una prueba más de la ineptitud de este Gobierno, no solamente cohonesta con corruptos y paracos sino, además, con codiciosos. Paradojas de la seguridad democrática, dirán los defensores del sistema.
En otras palabras: la fortuna de los pueblos es inversamente proporcional a la educación adquirida, o piramidalmente opuesta a la riqueza de su cultura.
Para los lectores que viven fuera de este país hay que explicarles que las pirámides son una vieja y recurrente forma de defraudación de codiciosos, sean o no empujados por la necesidad o la miseria.
La crisis económica del país se ve causada por dos grandes fenómenos: efectivamente, el efecto dominó de Wall Street hace que el primer mundo consuma menos, razón por la cual se vea obligado a despedir personal -entre quienes se encuentra el 10% de la población colombiana desplazada por la miseria económica, política y social del país. Así pues, al ser despedidos cesan el envío de remesas a sus familiares que hoy por hoy son la principal fuente de divisas del país. Al haber menos divisas, pues, se contrae el consumo interno, las empresas deben recortar producción y nómina y, finalmente, la economía entra en recesión.
El segundo fenómeno es el provocado por la ineptitud y complacencia del Gobierno frente al bollo de las pirámides. Desde hace tres años vengo escuchando por la radio y leyendo en la prensa los comerciales de unas de ellas y las denuncias de algunos medios al respecto.
Ante el problema hay cuatro consideraciones pertinentes: primera, no hay quien se haya metido en las pirámides por inocente; por el contrario, el afán de ganar dinero fácil impulsó a millones a meter sus ahorros y, peor, a arriesgar el patrimonio familiar. A eso se le llama codicia y, aún por necesidad o miseria, en la Edad Media era calificada como pecado capital imperdonable aún por la justicia divina y punible en lo más profundo de los infiernos.
Segunda, ni el más inocente de los mortales se come el cuento de que una inversión lícita deja en el corto plazo esos porcentajes de utilidad; y estando en Colombia, es sabido de marras el respaldo de los narcodólares en este tipo de negocios. En consecuencia, no es posible que ahora esos seudoincautos codiciosos oportunistas vengan a dárselas de víctimas, a quejarse de que lo perdieron todo y que si por favor una ayudita... que coman de eso que tanto les alimentaba hace solo unas semanas, ¡codiciosos!
Tercera, sospechosamente el Gobierno nacional permitió el crecimiento de esta defraudación al punto de que se le está cayendo encima a la reelección, cuando para el más elemental de los seres humanos la captación ilegal de dinero público es un delito.
Cuarta, si bien el Gobierno debe apresar a los especuladores y obligarles a devolver los dineros, no puede ser posible que el Gobierno destine recursos del Estado -como agentes liquidadores, empleados de taquilla receptores, etc- para rescatar a los que por codicia lo perdieron todo.
De manera que, por si faltara una prueba más de la ineptitud de este Gobierno, no solamente cohonesta con corruptos y paracos sino, además, con codiciosos. Paradojas de la seguridad democrática, dirán los defensores del sistema.
En otras palabras: la fortuna de los pueblos es inversamente proporcional a la educación adquirida, o piramidalmente opuesta a la riqueza de su cultura.
domingo, 5 de octubre de 2008
...y en dónde estamos nosotros?
Navegando por Wikipedia, la nueva piedra filosofal del conocimiento, me encontré con este artículo de Auguste Comte, relacionado con La ley de los tres estados y la idea de progreso.
Lamentablemente debo reconocer que bajo el actual régimen vamos directamente al estado teológico y ficticio.
Estos hechos me dejan perplejo ante el 86% de popularidad del caudillo, favorabilidad que demuestra el primer estado de Compte.
A pesar de la dialéctica transitiva del silogismo, tiene sentido. Al menos para mí la cultura occidental se está yendo por el caño del renacimiento espiritual de los líderes que, de paso, se limpian el trasero con los girones de la democracia a través de la puesta en escena de la teocracia.
Desde Reagan, pasando por W. y rematando en el caudillo iluminado, debo señalar lo que dijo Diderot: "La ignorancia está más cerca de la verdad que el prejuicio".
Lamentablemente debo reconocer que bajo el actual régimen vamos directamente al estado teológico y ficticio.
Estos hechos me dejan perplejo ante el 86% de popularidad del caudillo, favorabilidad que demuestra el primer estado de Compte.
A pesar de la dialéctica transitiva del silogismo, tiene sentido. Al menos para mí la cultura occidental se está yendo por el caño del renacimiento espiritual de los líderes que, de paso, se limpian el trasero con los girones de la democracia a través de la puesta en escena de la teocracia.
Desde Reagan, pasando por W. y rematando en el caudillo iluminado, debo señalar lo que dijo Diderot: "La ignorancia está más cerca de la verdad que el prejuicio".
sábado, 4 de octubre de 2008
Led Zeppelin
Capítulo aparte merecen los apóstoles del heavy metal, Led Zeppelin. No solamente por la música que produjeron, por el hito que marcaron, sino también por los buenos amigos que conocí a través de tanta parranda heavy.
Digamos que, como escribí en un post pasado, llegué a Zeppelin a través de Stairway to Heaven que, desde el colegio, interpretábamos con un par de compañeros... uno en la guitarra, otro en la batería y yo en la flauta.
De ahí en adelante pasaron varios años sin saber más de Zeppelin, hasta que con Daniel comenzamos a bucear en las profundidades del disco blanco, con esa super canción Bron-Y-aur-stomp http://www.youtube.com/watch?v=zISiQ6PqATI y en la compañía de océanos de ron Viejo de Caldas.
Recuerdo las tardes de viernes gaviristas a la luz de la vela con mi papá yDaniel, bebiendo ron, bajándolo con salami y queso holandés y escuchando Zeppelin a la lata...
Tiempo después llegamos al Zeppelin II, con Whole lotta love, Lemon Song http://www.youtube.com/watch?v=sNrhG2sQg-c&feature=related-uno de los mejores blues ácidos, si se me permite el término- y, joder, que buen disco, Bring it on home http://www.youtube.com/watch?v=4Q2dsny6mU4&feature=related.
Cuando finalmente nos decidimos a comprar el Zep III, conocimos Black dog http://www.youtube.com/watch?v=Wl_h586Ep9M... y con el doble The song remains the same profundizamos todavía más en el ron y Rain song http://www.youtube.com/watch?v=rmc-eg78gTs pero la de remate de parranda siempre fue Dazed and confused http://www.youtube.com/watch?v=Xajqf-PhO8s&feature=related, incluso después de la borrachera de celebración del 5-0.
Qué buenos momentos pasamos con Zeppelin, Daniel, la grabadora Sony gris, mi papá, el ron...
Digamos que, como escribí en un post pasado, llegué a Zeppelin a través de Stairway to Heaven que, desde el colegio, interpretábamos con un par de compañeros... uno en la guitarra, otro en la batería y yo en la flauta.
De ahí en adelante pasaron varios años sin saber más de Zeppelin, hasta que con Daniel comenzamos a bucear en las profundidades del disco blanco, con esa super canción Bron-Y-aur-stomp http://www.youtube.com/watch?v=zISiQ6PqATI y en la compañía de océanos de ron Viejo de Caldas.
Recuerdo las tardes de viernes gaviristas a la luz de la vela con mi papá yDaniel, bebiendo ron, bajándolo con salami y queso holandés y escuchando Zeppelin a la lata...
Tiempo después llegamos al Zeppelin II, con Whole lotta love, Lemon Song http://www.youtube.com/watch?v=sNrhG2sQg-c&feature=related-uno de los mejores blues ácidos, si se me permite el término- y, joder, que buen disco, Bring it on home http://www.youtube.com/watch?v=4Q2dsny6mU4&feature=related.
Cuando finalmente nos decidimos a comprar el Zep III, conocimos Black dog http://www.youtube.com/watch?v=Wl_h586Ep9M... y con el doble The song remains the same profundizamos todavía más en el ron y Rain song http://www.youtube.com/watch?v=rmc-eg78gTs pero la de remate de parranda siempre fue Dazed and confused http://www.youtube.com/watch?v=Xajqf-PhO8s&feature=related, incluso después de la borrachera de celebración del 5-0.
De ahí en adelante Zeppelin decayó y quizás mi gusto por la banda se delimitó a esas cuatro producciones... ¿para qué más?
Qué buenos momentos pasamos con Zeppelin, Daniel, la grabadora Sony gris, mi papá, el ron...
jueves, 2 de octubre de 2008
Esnobismo enológico
La naturaleza humana en su más cruda expresión deja al desnudo una de las facetas más detestables del género: el esnobismo.
Dice el RAE: "Persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos".
Y pocas cosas tan esnobistas como la enología, sus iniciados y sus seguidores.
Me adentré en ese mundo hace años en Napa Valley pues trabajaba en la industria vinícola y, de alguna manera, me dejé seducir por el conocimiento en los vinos, las catas, los cursos, las conversaciones, los comparativos, Wine Spectator y, el placer de bajar el almuerzo y la cena con al menos un a copa de tinto.
Claro, incluso los gringos posteriores al 9-11 seguían con su complejito de inferioridad con los franceses y hasta las señoras más distinguidas del wine country aspiraban al acento francés hasta el ridículo de llamar a las tiendas Target, "Taryé".
De regreso a Colombia intenté convertirme en importador de vinos, con la obvia respuesta: me bebí todo el vino y los resultados económicos fueron desastrosos.
Pero por fueron los personajes que conocí: un par de franceses de dudosa procedencia que descrestaban calentanos con sus maneras afectadas y sobreactuadas, un paisa aguardientero tan arribista como los mismos franceses, un italiano gay que quería hacer otro tipo de negocios conmigo...
Todos, sin excepción, lagartos esnobistas que hacían alarde de su soberbia, otra de las fétidas actitudes humanas que el diccionario define somo la "Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás."
Y, bueno, ya que estamos en definiciones, la misma fuente explica que envanecer es "Causar o infundir soberbia o vanidad a alguien." Vanidad: "Arrogancia, presunción, envanecimiento", Arrogante: "Altanero, soberbio", Presumido: "Dicho de una persona: Vanagloriarse, tener alto concepto de sí misma."
Algunos amigos se dejaron contagiar por ese entusiamo vinícola y, menos mal, nos vemos con poca frecuencia. Hay que verlos empuñar la copa, subir la ceja, mirar el contenido a contraluz, bajar la copa al mantel -ojalá blanco-, agitar la copa, meter la nariz, sorber un poco, viajarlo por la lengua y el paladar, tragar el sorbo y verlos "imitar con afectación las maneras y opiniones de aquellos que considera distinguidos".
Desde acá les digo: déjense de estupideces y dejen disfrutar el vino como a los demás se nos dé la gana.
Dice el RAE: "Persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos".
Y pocas cosas tan esnobistas como la enología, sus iniciados y sus seguidores.
Me adentré en ese mundo hace años en Napa Valley pues trabajaba en la industria vinícola y, de alguna manera, me dejé seducir por el conocimiento en los vinos, las catas, los cursos, las conversaciones, los comparativos, Wine Spectator y, el placer de bajar el almuerzo y la cena con al menos un a copa de tinto.
Claro, incluso los gringos posteriores al 9-11 seguían con su complejito de inferioridad con los franceses y hasta las señoras más distinguidas del wine country aspiraban al acento francés hasta el ridículo de llamar a las tiendas Target, "Taryé".
De regreso a Colombia intenté convertirme en importador de vinos, con la obvia respuesta: me bebí todo el vino y los resultados económicos fueron desastrosos.
Pero por fueron los personajes que conocí: un par de franceses de dudosa procedencia que descrestaban calentanos con sus maneras afectadas y sobreactuadas, un paisa aguardientero tan arribista como los mismos franceses, un italiano gay que quería hacer otro tipo de negocios conmigo...
Todos, sin excepción, lagartos esnobistas que hacían alarde de su soberbia, otra de las fétidas actitudes humanas que el diccionario define somo la "Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás."
Y, bueno, ya que estamos en definiciones, la misma fuente explica que envanecer es "Causar o infundir soberbia o vanidad a alguien." Vanidad: "Arrogancia, presunción, envanecimiento", Arrogante: "Altanero, soberbio", Presumido: "Dicho de una persona: Vanagloriarse, tener alto concepto de sí misma."
Algunos amigos se dejaron contagiar por ese entusiamo vinícola y, menos mal, nos vemos con poca frecuencia. Hay que verlos empuñar la copa, subir la ceja, mirar el contenido a contraluz, bajar la copa al mantel -ojalá blanco-, agitar la copa, meter la nariz, sorber un poco, viajarlo por la lengua y el paladar, tragar el sorbo y verlos "imitar con afectación las maneras y opiniones de aquellos que considera distinguidos".
Desde acá les digo: déjense de estupideces y dejen disfrutar el vino como a los demás se nos dé la gana.
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